Nos ubicamos en el primer trimestre de 2011 y es innegable que hay bríos renovados en la industria habitacional, aunque sin olvidar los efectos que dejó la crisis económica global y que trastocó el país en su conjunto. El panorama hoy luce distinto, reina la mesura y prudencia en los diferentes sectores productivos del país, y suena inteligente para no caer en riesgos innecesarios. Sin embargo, comienza a gestarse una nueva sacudida, pero ahora centrada en el clima político.
Como es costumbre en estos tiempos, hay quienes están más preocupados en quién se va o quién se queda en determinado cargo público, y si es el caso, haber dónde se acomodan.
Recordemos que aún faltan muchos meses para las elecciones presidenciales y el distraerse con este tipo de temas podría incidir en los programas y acciones encaminados a mover la maquinaria de la vivienda. ¿Valdrá entonces la pena distraerse con este tipo de coyunturas? Y más cuando en México prácticamente todos los años hay elecciones y las crisis económicas son hasta cierto punto recurrentes.
Como vivienderos están en buen momento para dejar atrás divisiones estériles producto de rencores, enconos, malos entendidos e intereses particulares. Y por el contrario, es momento de que vuelvan a trabajar juntos. La experiencia del pasado dicta que sí se puede. A nadie ayuda que cada quien reme por su lado. Es momento de demostrar que la vivienda no tiene colores.
Elemento clave aquí sería integrar un equipo incluyente e institucional donde participen miembros de cámaras, asociaciones y agrupaciones. Tal vez a muchos este llamado cause incomodidad, pero daría resultados positivos si juntos plantean a los aspirantes presidenciales propuestas claras como el que haya un eje rector en materia de desarrollo urbano; eliminar los cuellos de botella que aún persisten en la industria; equidad entre los intermediarios financieros versus los bancos; o fortalecer las estrategias orientadas a crear una real cultura financiera en los compradores, entre otros temas de preocupación para el sector.
No olvidemos que la vivienda es motor de la economía y generadora de riqueza patrimonial, más aún, no basta que estos preceptos se queden sólo en los discursos o en el papel; hay que llevarlos a la realidad y depende de ustedes escribir la historia. ¡El Poder de cambio está en sus manos!
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