Los jóvenes de hoy en día se encuentran frente a una compleja situación. Por un lado, tienen la necesidad y presión de adquirir una vivienda, y por otro, un contexto repleto de obstáculos que imposibilita el desarrollo económico y patrimonial de esta generación.
Por Lilia Aguilar Gil * | Diputada federal | Hogaresnoticia.com | 10/noviembre/2022
Los jóvenes no tienen opción para independizarse, su realidad es permanecer en casa con los padres, mudarse con un familiar o vivir con roomies. Muy atrás quedaron los años en los cuales, al tener tu primer trabajo, se podía acceder a un crédito de vivienda, por el contrario, los centros urbanos hoy son casi inalcanzables, vivir en un lugar con servicios básicos, conexión, transporte, accesibilidad, entre otros, es un sueño que la gran mayoría no alcanza, ni alcanzará en mucho tiempo.
La pandemia nos dejó innumerables secuelas, en el aspecto mobiliario, nos trajo una dinámica laboral con ventajas y desventajas. El home office posibilitó la permanencia de extranjeros que aprovecharon la pandemia para realizar sus trabajos desde lugares vacacionales, como las costas de México o colonias populares para estos grupos (Roma, Condesa, Del Valle, Coyoacán, Juárez, Centro, entre otras) lo que rápidamente significó un alza en el precio de las rentas, pues su poder adquisitivo les permite pagarlo, generando a su vez un fenómeno que afecta profundamente la vivienda: la especulación inmobiliaria.
La especulación inmobiliaria está relacionada con la ganancia por encima del derecho a la vivienda. Quienes se dedican a esto proyectan el incremento de su valor a futuro, ya sea por la mancha urbana o subiendo su precio de forma artificial.
Esto provoca que un patrimonio digno, como lo es la vivienda, se convierta en un privilegio más que un derecho.
En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (2019), existen 21 millones 523 mil 819 jóvenes de entre 15 y 34 años que laboran. De este total, 15 millones 496 mil 621 ganan menos de tres salarios mínimos, es decir, menos de 9 mil 241 pesos al mes; lo que se traduce en que siete de cada 10 gana menos de tres salarios mínimos, impidiendo que los ciudadanos puedan obtener vivienda y mantener una calidad de vida adecuada.
Los jóvenes de hoy en día se encuentran frente a una compleja situación. Por un lado, tienen la necesidad y presión de adquirir una vivienda, y por otro, un contexto repleto de obstáculos que imposibilita el desarrollo económico y patrimonial de esta generación. Poniendo la situación en datos, de acuerdo con el Índice de Sociedad Hipotecaria Federal (SHF), “en México, durante el primer trimestre de 2022, se dio en los precios de la vivienda, una apreciación del 7.7% a nivel nacional en comparación con el mismo periodo de 2021”. En otras palabras, esto significa que ha existido un incremento desmedido en los precios de las viviendas.
Como resultado de lo anterior, los jóvenes recurren a otros métodos, como alquilar, para poder lograr su independencia, llevar a cabo sus estudios u otra situación de cualquier índole. Según la Encuesta Nacional de Vivienda del INEGI 2020, señala que «de las 5.8 millones de viviendas rentadas, 51.4% se alquilan debido a que sus habitantes no tienen acceso a créditos o no tienen recursos suficientes y 9.7% más debido a que la mensualidad es menor a una hipoteca”. Esto implica que, cinco de cada 10 mexicanos rentan porque no les alcanza para pagar un enganche y/o una mensualidad hipotecaria.
La especulación inmobiliaria afecta no solo a los jóvenes, sino a grupos vulnerables que se ven afectados por procesos como la gentrificación. Las personas que perciben menos ingresos y que son gran parte de nuestro país, se encuentran también con una situación difícil de llevar, las deudas altas que genera comprar un hogar, e incluso la nulidad de prestaciones en los trabajos, crea un obstáculo muchas veces imposible de flanquear.
Como Presidenta de la Comisión de Vivienda, propongo regular la especulación en la Ley General de Asentamientos Humanos, para incluir el concepto de «especulación inmobiliaria» y construir un andamiaje legal que abata este fenómeno, lo que nos permitirá integrar un principio de equidad e inclusión que contenga la planeación, regulación y gestión de los asentamientos humanos. Tener un hogar propio no solo es un derecho que detona otros más, de ahí la importancia de hacerlo alcanzable para todas y todos.
Presidenta de la Comisión de Vivienda de la Cámara de Diputados
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