Además de renovación urbana, la gentrificación implica desplazamiento y desigualdad, aseguró el experto Carlos Morales-Schechinge; dijo que el suelo no es un derecho privado ilimitado, sino un insumo social fundamental para garantizar vivienda, educación y salud.

IMAGEN: tomada de innatia.com / Hogaresnoticia.com
Redacción | Hogaresnoticia.com | 05/septiembre/2025
Ciudad de México.- Si bien, la gentrificación afecta tanto a habitantes como a comercios locales, son las mujeres a las que impacta de manera diferenciada, de allí la importancia de que la planeación urbana incorpore de manera decidida la perspectiva de género.
Al participar en una mesa de diálogo, convocada por el Colegio de Urbanistas de México (ECUM), el urbanista Carlos Morales-Schechinger destacó que la gentrificación impacta de manera diferenciada a las mujeres y puso como ejemplo a las que trabajan en el sector de cuidados.
Muchas de ellas, advirtió, viajan largas distancias desde periferias precarias hasta barrios acomodados, con jornadas extenuantes y salarios bajos.
Las “mujeres que cuidan a otras familias con salarios bajos y jornadas largas representan una de las desigualdades más marcadas de nuestras ciudades”, destacó, luego de poner en evidencia la necesidad de que la planeación urbana incorpore de manera decidida la perspectiva de género.
El experto en temas de suelo urbano, vivienda, derecho y financiamiento del suelo aseveró que la gentrificación no puede analizarse sólo como un proceso de “revitalización” urbana, al ser principalmente un mecanismo de desplazamiento y expulsión que afecta tanto a habitantes como a comercios locales, aseguró.
“Una de las características de los países en desarrollo es la persistente e incluso creciente inaccesibilidad al suelo barato, bien ubicado, servido y seguro para amplios estratos de población que autoproducen su vivienda, es decir, los pobres”, señaló y puntualizó que la planeación urbana debe ser también un instrumento de justicia social.
Asimismo, explicó que el valor del suelo urbano crece principalmente por obra pública y planeación, más que por la acción privada.
Las “ciudades gestionan el territorio por medio de planes y una colección de instrumentos que las leyes mexicanas tienen, como la tributación en función de los terrenos, el impuesto predial y la expropiación”, recordó.
Aquí aprovechó para hablar de la necesidad de recuperar plusvalías para que el beneficio del desarrollo retorne a la sociedad.
El derecho al suelo como insumo de otros derechos
Carlos Morales-Schechinger apuntó que el suelo no debe entenderse como un derecho absoluto de propiedad privada, sino como un insumo social, político y cultural.
La “propiedad del suelo no es un derecho en sí misma, es un derecho es su uso social y ambientalmente responsable”, afirmó.
Explicó que garantizar el acceso justo al suelo urbano es condición indispensable para hacer efectivos otros derechos: la vivienda, la salud y la educación. De ahí la importancia de que las políticas públicas establezcan límites claros al uso especulativo y prioricen la función social del suelo.
Entre las propuestas destacadas por el especialista, para enfrentar los efectos negativos de la gentrificación, se encuentran:
Zonificación incluyente.
1.- Distribución equitativa de costos y beneficios.
2.- Sanción al desperdicio especulativo.
3.- Gestión social de la valorización del suelo.
4.- Protección colectiva del derecho a la ciudad.
También compartió ejemplos internacionales de éxito, como el impuesto progresivo al suelo vacante en Brasil, los Community Land Trusts en Puerto Rico y Kenya, o los programas de vivienda incluyente en Europa y América Latina.
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